Los hilos del destino capítulo 8
¡Hola! Lo sé, también llego un día tarde esta semana.
Una semana más y un capítulo más de Los hilos del destino.
Capítulo
8
Antes
de regresar a casa de la tía de Juanjo, Miriam necesitaba estar cien por cien
segura de su embarazo y de que todo iba bien. Así que había sacado cita para
tocología y le había pedido a Dani que la acompañara. Sabía que alguna de sus
amigas o su madre podría hacerlo, pero ella necesitaba a Dani. Necesitaba que
una parte de su marido estuviese con ella y ese debía de ser su primo, al que
Juanjo consideraba un hermano.
A
veces pensaba que no estaba siendo justa con él. Lo veía sufrir cada vez que la
miraba. ¿Le recordaba la gran pérdida que había sufrido? ¿O tal vez estaba
siendo un incordio para él? Dani le había prometido estar siempre a su lado,
pero ¿sería una obligación para él? Esperaba que no, que aquellas palabras
fueran sinceras si no ¿por qué le habría pedido regresar a casa de su tía?
Además, el tiempo que pudo conocer a Dani, siempre había dicho las cosas de
frente. Sospechaba que ese era uno de los motivos por los que había pensado en
Dani para acompañarla. Sentía que podía confiar en él.
Estas
semanas solo había sido capaz de pensar en su propio dolor y no vio lo solo que
se había quedado Dani, el dolor de Dani. El bebé que llevaba en su vientre no
daría consuelo solo a ella o su tía, también se lo daría a él.
La
semana antes de su cita con el médico, Dani también la acompañó a hacerse las
analíticas pertinentes. Ella le había dicho que no era necesario, pero él insistió
en no dejarla sola en ningún momento, ni siquiera en lo que pareciera que no
tenía importancia. Por primera vez desde que perdió a su marido, se sintió
afortunada.
Estaban
sentados en la sala de espera del centro de salud. Miriam estaba muy nerviosa,
no dejaba mover las manos y los pies, de acomodarse en la silla. Dani optó por
cogerla de la mano.
⸺Respira
hondo y trata de estar tranquila. No creo que esos nervios sean buenos para el
bebé.
⸺¿Y
si cuando me hagan la ecografía me dice que ha sido un error, que no estoy
embarazada? Creo que me moriré.
⸺No
va a pasar eso. Tú médico lo confirmó en las analíticas, ¿no te acuerdas?
⸺Pero
¿y si se han equivocado?
⸺Lo
dudo mucho.
⸺¿Entrarás
conmigo?
⸺¿Quieres
que entre? ⸺preguntó sorprendido. A pesar de que la había acompañado en todo,
pensaba que, en algo tan personal e íntimo, no le querría allí.
⸺Sí.
Hagamos esto juntos. ⸺Miriam vio dudas en el rostro de Dani que malinterpretó⸺.
Me prometiste estar siempre a mi lado, pero si no te apetece…
⸺No
es nada de eso. Creí que podrías sentirte incómoda conmigo ahí dentro.
⸺Claro
que no. Me haces sentir segura y protegida. Supongo que es una tontería, pero
me siento así contigo.
Dani
cerró los ojos y asimiló sus palabras. No debía confundirse, ella solo estaba
agradecida con él. Hacía muy poco tiempo de la muerte de Juanjo, era imposible
que se sintiese de otra forma. Además, él tampoco lo aceptaría. No obstante, se
sintió feliz por aquellas palabras. Miriam lo necesitaba, a él y eso lo hacía
sentirse bien.
Tras
su inutilidad de los primeros días desde el trágico accidente, ahora servía
para algo, podía ser de ayuda para ella.
La
puerta se abrió y apareció una enfermera que dijo su nombre. Casi temblando de
los nervios, Miriam se soltó de la mano de Dani y se puso en pie. Entró ella
primero y él detrás.
⸺Los
papás pueden sentarse aquí ⸺indicó la enfermera señalando una silla que había
al otro lado de la camilla donde las mamás se tumbaban.
Dani
miró a Miriam con alarma. No sabía qué decir. Si negaba ser el padre, la
enfermera sacaría sus propias conclusiones. Si decía la verdad, Miriam podría
sentirse mal y echarse a llorar. Así que alzó las cejas en señal de «qué digo»
y en contra de cualquier cosa que hubiera esperado, Miriam le sonrió y negó con
la cabeza.
Hacerse
pasar por el padre de su hijo podría ser un marronazo, pensó ella. No obstante,
así evitaba las preguntas molestas que no tenía ganas de contestar.
La
enfermera corrió la cortina y le indicó a Miriam que se desnudase de cintura
para abajo, la ecografía sería vía vaginal.
Ni
corta, ni perezosa, Miriam empezó a desabotonarse los pantalones.
⸺Me
daré la vuelta ⸺susurró Dani.
⸺Gracias.
Miriam
estaba decidida a no llorar, pero cuando vio, lo que parecía una habichuela en
la pantalla, las lágrimas rodaron sin cesar. Dani también se emocionó
sobremanera, agarró de nuevo la mano de Miriam y con la otra le secó las
mejillas con un pañuelo.
⸺¿Lo
ves? Sí está ahí ⸺le dijo Dani con los ojos brillantes.
⸺Es
normal en las primerizas. Hasta que no lo ven, no se lo creen ⸺comentó la
tocóloga sonriendo.
Ambos
salieron de la consulta muy emocionados. Todo marchaba bien. Ahora tocaba
contárselo a su tía y que Miriam volviese a casa.
Próximo capítulo 3 de marzo.
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